Por. Luis Zambrano
La obsesión desarrollada por las dictaduras contra los medios de comunicación o personas que disienten o no le son fieles, raya en la paranoia como es el caso venezolano. Incluso, ha sido más destructiva que en los regímenes de fuerza del cono sur, España con Franco, o la Alemania nazi.
Los efectos del autoritarismo en la sociedad son devastadores. Refiriéndonos al caso de las emisoras, televisoras cerradas por el actual régimen, además de callar una voz de orientación, información, educación o de entretenimiento, se acaba con una empresa y con el trabajo de periodistas, ingenieros, artistas, locutores, técnicos, encuestadores e informáticos.
En cada medio laboraban no menos 20 personas. Si sumamos todo el personal despedido en los últimos 10 años pasan de los 50 mil venezolanos arruinados, sin trabajo, sus hijos sin escuelas y un hogar en la miseria.
Por lo general las comparaciones no son exactas, sin embargo, existen criterios donde se maneja la idea que la mal llamada revolución venezolana ha sido más cruel que cualquier dictadura conocida.
La obsesión por eliminar las opiniones de los ciudadanos diseminadas por los medios masivos, conlleva al régimen a caer en la monomanía, la adicción, la compulsión, fanatismo, neurosis, sicosis, trastorno obsesivo compulsivo, hasta el psicológico.
También aflora el resentimiento social y el abuso de la utilización de los medios estatales para criminalizar o generar odio y rechazo hacia determinada empresa o persona. Recientemente el país fue testigo de este tipo de práctica del nazi fascismo.
El reportero de “El canal de todos los venezolanos”, Boris Castellanos transmitió un minuto y 20 segundos del allanamiento a la vivienda de la Fiscal Luisa Ortega. El periodista mostraba en cámara el detalle de la violación de una cerradura.
Explicaba que eran dos cerraduras y el motivo era que en su interior había finos licores extranjeros, relojes, una pintura junto con retratos al óleo de la fiscal, así como, documentos de la funcionaria destituida.
Casi simultáneamente el presidente Maduro en Cadena Nacional ratificaba lo dicho por el reportero y agregaba que la fiscal vivía en una mansión donde se hallaron pruebas de extorsión.
No tardaron 15 minutos en conocerse por las redes sociales que algunos de esas prendas fueron regalos de sus propios amigos de gabinete, entre ellos, el Ministro de la Defensa Padrino López.
A falta de emisoras y televisoras buenas son redes para responder y atacar la mentira. Los tuiteros que seguían la acción policial pedían a VTV que hiciera lo mismo en casa de otros altos funcionarios del gobierno y del PSUV.
En Caracas existen apartamentos más grandes y lujosos que el de Luisa Ortega. Hay una manía compulsiva entre altos funcionarios por ver quién sale primero en televisión diciendo cualquier barbaridad, dirigida a la masa, justificando sus lastimosas e ilegales acciones para apuntalar una justicia y una independencia que no existe.
Pero no contentos con cerrar emisoras o usar los medios del Estado para desatar una campaña feroz contra la oposición o funcionarios que abandonan el barco, completan la acción intimidatoria enviando a los llamados Colectivos de la Verdead a generar zozobra a las puertas de algunos medios.
Acaba de ocurrir con Globovisión a donde un colectivo encabezado por “Cabeza de Mango” fue a reclamar equilibrio informativo del cual precisamente no muestran los medios estatales.
Cuando concluía esta nota, sentí estupor por el cierre compulsivo de las emisoras caraqueñas 92.9 y Mágica 99.1. En Maracaibo la 95.3. Se alega que se les venció la concesión. Bueno y uno se pregunta: ¿si los propietarios venían desde hace un año cumpliendo con los requisitos exigidos para que les otorgara una nueva concesión por qué no se les dio?
No fue que pasó el tiempo y los propietarios se les olvido. No, sencillamente eran emisoras que tenían programas de opinión e información y estaban esperando la fecha prevista para echarles candado. Sencillamente, al régimen le da alergia oír la opinión de la sociedad y las desastrosas noticias sobre corrupción.
(*) Miembros de Expresión Libre