Los periodistas entendemos que la única manera que ha encontrado el gobierno nacional tener algún tipo de éxito en materia comunicacional es entrando (mediante la participación accionaria del banquero Nelson Mezerhane) a sangre y fuego a la planta televisiva Globovisión. Después de tanto fracaso busca desesperadamente “unirse” a los mejores.
Está claramente demostrado que en once años, el gobierno nacional (para mayor precisión Hugo Chávez) no ha dado pie con bola, como decimos en criollo. Primero invirtió, a través del prócer Juan Barreto, en el periódico “Correo del Presidente”, perdimos la cuenta de los otros “Correos del Orinoco” que quebró, este comunicador y ex alcalde Metropolitano
Sin duda el más emblemático de todos sus fracasos, el más estrepitoso, podríamos decir el más significativo es el actual Canal 2, antes Radio Caracas Televisión, a quien no solo le robaron antenas y costosos equipos de televisión, sino también la señal; creado para supuestamente, instalar un canal de servicio, otro fracaso más.
Después, de un zarpazo se llevaron por el medio a más de treinta y cuatro estaciones de radio, en especial todo un circuito exitoso como era CNB (Circuito Nacional Belfort) y otras radios que servían a su comunidad, como único medio de comunicación, y las repartieron entre los amigos del régimen, también pasaron a manos de organismos del Estado, pero todas con el mismo resultado “fracaso total”.
Claro, en el camino se ha llevado por el medio todo lo que representa la libertad de expresión, la libertad empresarial y lo también grave, se llevaron el derecho al trabajo a más de tres mil trabajadores, pero con todo lo que hicieron no lograron nada, no sacaron provecho a nada ante tanta arbitrariedad.
Por eso es que quieren echarle manos a Globovisión, para destruirla, para hacernos creer que en efecto pueden echarle mano a esa estación de televisión e imponer en su Directiva a gente tan nefasta (ese es el calificativo más decente que conseguí) como un individuo llamado Alberto Nolia o el otro no menos nefasto Mario Silva, quienes creen que pueden acabar definitivamente con la planta televisiva y todo lo que queda de decencia en la televisión venezolana, si eso realmente ocurre, tendremos que apagar Globovisión indefinidamente.
Dalia Gutiérrez