Por Luis Zambrano
Ahora me entero que valerse del poder, acomodar leyes a su antojo para servirse de los medios, gastar millonarias sumas de dólares en transmisión de 8 o 10 horas, con el propósito de manipular a todo un país mediante un lenguaje fallo de escrúpulos, lo llaman periodismo.
No me referiré a los que tuvieron tan desatinada idea de premiar a Hugo Chávez con el Premio Nacional de Periodismo, reservado solo a periodistas reporteros y comunicadores visuales, pero si tengo que hablar del personaje objeto de ese elogio.
Y comparar a Chávez con Simón Bolívar bajo la óptica de la comunicación o el periodismo, es igual de disparatado. Bolívar escribió importantes documentos políticos como La carta de Jamaica entre otros que fueron la guía de nuestra emancipación. Y todos esos recursos de comunicación como el Correo del Orinoco, que por cierto, salió a la luz el 27 de junio de 1818 fueron financiados con dineros propios, porque a decir verdad, eran oligarcas y tenían dinero.
Casi dos siglos después en medio de tantos avances tecnológicos y sin restarle importancia a sus cualidades histriónicas, es bien traído por los pelos otorgarle un premio de periodismo a Chávez, quien al administrar grandes sumas de dinero, embolsillarse a las Fuerzas Armadas, apoderarse de los Poderes del Estado y hacerse a la medida una legislación que le diera poder a su palabra, su única hazaña fue crear una hegemonía comunicacional solo para reforzar su megalomanía, blindarse culto a la personalidad, hacerle propaganda e impulsar el comunismo, maltratar y dividir a los venezolanos y mentir a su verdadero antojo.
Esos son a juicio de miles de periodistas los verdaderos méritos del finado como comunicador a través de la vasta red de los medios públicos y privados, obligados a transmitir bajo amenaza de cierre o de sanciones pecuniarias elevadas. Desde esa premisa, que el jurado lo halló merecedor de tan distinguido galardón, le falta el respeto a Mario Silva, a Earle Herrera, a Diosdado Cabello, a Nicolás y a otros más del régimen que han sido iguales de laxos con la palabra. Ellos también se lo merecen.
Premiar al Comandante después de ordenar por la fuerza el cierre de Radio Caracas Televisión junto a otros otras 35 medios de comunicación con un saldo de más de cinco mil desempleados, me dice que obedece una decisión forzada desde arriba para seguirle brindando tributo a un mortal, que la única enseñanza que no deja es que no podemos volver a elegir como mandatarios a falsos mesías, malignos autócratas o militares traidores a la patria. Seguro que el jurado lo hizo con el cejo fruncido y la boca apretada.