Por Luis Zambrano
Las masacres en las cárceles ya son rutina en Venezuela y deja un lamentable saldo de víctimas que pudiera pasar de los 500 fallecidos en los últimos siete años sin que hasta el momento se sepa de una investigación sobre los reales orígenes de esos crímenes contra personas que purgan condena por delitos cometidos.
Si a estos hechos, los sumáramos a los fallecidos en masacres fuera de las cárceles las cifras pudieran ser escalofriantes, sin embargo, eso no parece importar a ninguno de los poderes del Estado. Siempre la respuesta para salir de aprietos cada vez que ocurre un crimen en masa, los altos funcionarios declaran en términos que no admiten culpabilidad y tampoco asoman solución a un problema reiterado.
Desde el 2011 se vienen generando masacres cada día más grandes en cuanto a víctimas. Esto no quiere decir que antes no se registraran actos violentos de este tipo, solo que eran numéricamente más pequeñas. Preocupa que ocurra en la administración de justicia de un gobierno que tiene como bandera mundial la defensa de los Derechos Humanos y la paz de la sociedad.
Los comunistas en cualquier parte del mundo protestan y patrocinan grandes manifestaciones en contra de actos violentos que ocurren en gobiernos democráticos. Es normal que una sociedad reacción ante hechos monstruosos. La manipulación mediática comunista va dirigida a hacer ver un crimen como una tragedia nacional si la víctima es afín ideológicamente. Esa ha sido la conducta en muchos países y en América Latina.
Esas estrategias van minando el espíritu de la sociedad al considerar que quienes están en desacuerdo con esos hechos son sinceros en sus posturas en defensa de Derechos Humanos. Una vez que toman el poder ocurre un cambio radical y comienzan a ocurrir asesinatos en masa como una solución para eliminar un problema que propiamente han creado y la manera más fácil de resolverlos es eliminando los sectores sociales que le son incómodos si salen de su control.
Los hechos hay que recordarlos: 30 reclusos muertos en Portuguesa el 24/5/19. 69 presos asesinados en Carabobo el 28/05 18. Centro de Detención Amazonas 39 presos asesinados en 2017. Los restos de 15 personas hallados en una fosa en la PGV, en San Juan de los Morros, tras ser clausurada. Otro hecho dejó 12 muertos en la cárcel de Puente Ayala, en Barcelona. Junio: nueve muertos dejó un intento de fuga en Cumaná.
> 05/2016. 5 presidiarios murieron tras tomar como rehén al director del Centro Penitenciario Fénix, en Lara. 2015. Agosto: 16 muertos dejó un incendio en el penal de Tocuyito. > 11/2014, 21 reclusos murieron y 145 intoxicados tras beber un cóctel mortal en protesta por las condiciones de reclusión en la cárcel de Uribana, en Lara. > 01/2013 60 reclusos fallecieron y unos 150 resultaron heridos en un motín en Uribana. Septiembre: 16 presos murieron tras un enfrentamiento en la cárcel de Maracaibo. 2012 Enero en dos cárceles de Táchira murieron 10 internos. Marzo: Una riña en la cárcel de La Pica, estado Monagas, dejó diez muertos. Julio: 28 prisioneros fallecieron en el Centro Penitenciario de la Región Andina, estado Mérida. Agosto: 20 reos murieron tras un enfrentamiento entre bandas en la cárcel de Yare I, en las cercanías de Caracas. 2011 Junio/julio: 30 internos y tres militares murieron durante un motín de un mes en la cárcel El Rodeo, en Guatire. Noviembre: ocho presos causó el secuestro de cuatro policías en una Estación de policía del estado Táchira. Los heridos se estiman en 3 mil dentro de estas masacres.
Con la venia del alto gobierno, los funcionarios que custodian las prisiones permiten que los presos tengan armas. Usen variedad de drogas. Teléfonos para extorsionar desde la prisión. Impunidad para salir y entrar de noche y prostitución. Al formarse un poder interno que compite con las autoridades del recinto ocurren las masacres por el control del negocio multimillonario. Aquí nace una mezcla de lo ideológico con el crimen organizado para perpetrar los hechos más insólitos. Por eso vimos presos en los días difíciles del 23 de enero pasado en la frontera amenazando con apoyar a las fuerzas del gobierno si entraba la ayuda humanitaria.