Cada día que pasa en esta atormentada Venezuela, donde los del gobierno se empeñan en maltratar a los periodistas independientes y críticos, a los medios que no se someten, a quienes no decaen en la lucha por la Libertad de Expresión, me siento más orgullosa de mis colegas y de quienes los acompañan en la actualidad.
Ciertamente, hay un “grupete” que deja mucho que desear, son una minoría, por fortuna. La gran mayoría, de diversas edades está con la democracia y la Libertad de Expresión. Bien sean, hombres o mujeres, jóvenes o maduros, recién graduados o con mucha experiencia, dan a diario su aporte en el combate que hay que librar, permanentemente, frente a los adoradores del totalitarismo.
Tienen un terror cada vez mayor por la verdad. La información oportuna, veraz e imparcial se ha transformado en la angustia más preocupante para los oficialistas, ya que es la manera más efectiva de derrotar la mentirosa propaganda, las falsas promesas, la desinformación y la ignorancia de la que se valen para embaucar a los más infelices.
Todo el tiempo hablan de conspiraciones. Es importante aprender a interpretar lo que dicen. Proyectan en los demás sus malas intenciones y deseos aberrantes en contra de la democracia y la libertad, lo que atribuyen a los demócratas es lo que ellos se proponen hacer o hacen.
Por ello, en medio de esta tormenta en la que se ha sumergido al país, la voz de los periodistas críticos e independientes, es una prueba de que seguimos adelante, en la lucha, sin decaer.